Metallica y Batman bajándole dos rayitas

...antes de quedarme casi sordo durante 48 horas...
Exclamé un sincero “¡¡¡no mames!!!” cuando vi el final de Batman y me fui con la finta con la parte culminante de Metallica. #todobien

…quien dice que sabe más, cree que es el más chingón,
aunque lo único que haga sea ocultar su ignorancia…

VER Batman sin conocer el final y asistir a un concierto de Metallica sin leer antes las reseñas son dos cosas que hice el fin de semana pasado.

Hoy existe tanta información que no hay que esperar el estreno de un filme para saber quién se muere y el orden de las canciones de un concierto ya no es sorpresa porque se publican como 235 setlists diferentes en igual número de sitios de internet.

Por ejemplo, cuando vi “The Avengers”, la disfruté mucho, pero lo único que hice durante la proyección fue ver cómo se ordenaban las escenas que ya había visto dispersas y descubrir cómo resolvían en el cine un par de cosas que ya sabía que iban a pasar.

Asimismo, la última vez que vi a Café Tacvba no descubrí nada nuevo, sólo vi un show que, técnicamente, he visto muchas veces pero en diferente orden.

Llegar a algo que esperas durante tanto tiempo, pero sabiendo exactamente qué va a pasar es como si en el sexo llegaras a tu primera vez conociendo cómo se desarrollará cada segundo… es decir, no tiene chiste.

Y es que hoy existe tanta información en el mundo que no hay sorpresas: ya sabes quién se va a presentar en la inauguración de los Juegos Olímpicos, que la fea de la telenovela se va a volver guapa, cuál será el próximo producto de Apple y, bueno, hasta quién va a ganar una elección antes de que se lleve a cabo.

Información es poder, eso no es un secreto, pero hoy quien dice que sabe más cree que es el más chingón, aunque lo único que haga sea ocultar su ignorancia, repetir lo que otros opinan o, de plano, robar las ideas de otros.

Es como si ya no nos quisiéramos sorprender de nada, como si eso nos diera seguridad, como si sorprenderse fuera para los débiles o como si admitir que no sé algo me hiciera más pendejo.

Así, cuando viajamos a un lugar desconocido, nos documentamos todo lo que podemos y hasta compramos una guía escrita para gringos con el fin de que nos diga qué hacer y nos enseñe en fotografías el ángulo que debemos ver de las cosas; también, para comer en algún lugar, debo llegar conociendo la carta y pedir lo que me sugiere alguien que no conozco en vez de comer lo que se me antoja al verlo en el menú.

Como periodista, adquieres mucha información y es difícil abstraerse de todo esto que describo; es más, debes evitar perder cualquier detalle y yo llevo muchos años viviendo así, por lo que en el marco de este break que estoy viviendo decidí darme la oportunidad de sorprenderme durante dos días.

Por ello, el viernes exclamé un emocionado y sincero “¡¡¡no mames!!!” cuando vi cómo se resuelve el final de Batman y me fui con la finta con la parte culminante del “arsenal completo” de Metallica… gracias a eso, creo que hoy soy un poco más feliz.

Estoy convencido de que, de vez en cuando, bajarle dos rayitas a este nuevo poder de la información bien vale la pena.

@carlostomasini

1 Comments

  1. ¡Sorprenderte nunca dejará de ser fascinante! Y sí, cada vez se pierde más la capacidad de asombro, ¿no lo notas cuando a un niño no le interesa ni se impacta de todo aquello que a ti te asombraba? O peor aún, no se sorprende de la misma manera que tú lo haces con algún hallazgo extraordinario.

    Eso sí, yo sí me documento muchísimo antes de viajar porque prefiero escoger con qué cosas, lugares o vivencias me quiero sorprender en vivo y a todo color, y no sorprenderme a mi regreso por haberme perdido x, y o z cosas. Claro que también aplica el «no creas todo lo que lees», sobretodo en internet.

    Me gusta

...coméntale!...