El Mc de Satélite

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HACE UNOS DÍAS, cerró sus puertas el McDonlad’s de Satélite. Para lo que no son satelucos o no conocieron Ciudad Satélite el siglo pasado, esto no representa nada, pero en realidad se trata de todo un hecho social que pocos registraron.

Mi primer empleo formal fue en ese McDonlad’s, cuando cursaba el último año de la preparatoria y, a la distancia, la mayoría de mis recuerdos de ese lugar no son necesariamente felices, pero sí muy educativos.

Trabajaba seis días a la semana (descansaba los jueves) y representaba llegar tarde a la escuela, ya que mi turno terminaba a las 14:00, misma hora a la que empezaba mi primera clase, a unos 30 minutos de ahí, en el CCH Naucalpan.

Después de un año, resultó que ese factor ayudó a que reprobara un par de materias y alargara así mi ingreso a la universidad, pero eso no es lo que quiero contar en este post, ni que trabajando ahí conocí dos novias o que un par de noches laboramos para preparar el lunch de los funcionarios de casilla de elecciones locales del Estado de México.

En lo que quiero centrarme es en cómo han cambiado los tiempos. A mediados del siglo pasado, Ciudad Satélite fue concebida como una opción de vivienda ante el crecimiento del DF, imitando el modelo de los suburbios de grandes metrópolis de países como Estados Unidos.

Sin embargo, el éxito de la venta de terrenos y casas en Ciudad Satélite fue tan grande que pronto se encarecieron gracias a (raro) la corrupción de gobernantes y desarrolladores, y esa zona del Estado de México se convirtió en una especie de oasis para una clase media en ascenso que empezaba a surgir en la ciudad (“nuevos ricos”, que les llaman).

Así, más la llegada de un centro comercial (¡el más grande del País!), Plaza Satélite, esos terrenos se empezaron a llenar de grandes casas y de todo tipo de negocios que intentaban imitar un estilo de vida más parecido al gringo que al mexicano.

Ir a Satélite en Halloween o en Navidad era toda una experiencia (lo sigue siendo) y recorrer los pasillos de Plaza Satélite se convertía en un ritual clasemediero imperdible.

Grandes tiendas de ropa, restaurantes, cines y hasta las estéticas “unisex” le daban un toque muy particular a Satélite y, hacia mediados de los 80, alcanzó su madurez cuando ya era una tradición ir a la Zona Azul para comprar una paleta o para celebrar los triunfos de la Selección Mexicana en el Mundial de 1986.

En esas fechas también era cuna de movimientos musicales, como la trova (con “El Sapo Cancionero”), y de los primeros movimientos políticos de derecha que culminaron en la llegada al poder del PAN en ese municipio.

En ese contexto llegó a Satélite el tercer McDonald’s que hubo en el País. Esta cadena de hamburguesas era una especie de lujo en México en aquellos días, después de que, durante varios años, el único de estos restaurantes, que se encontraba en Periférico Sur, frente a “Canal 13” (hoy, TV Azteca), recibía largas filas de personas cada fin de semana para poder comprar una carísima Big Mac.

Así, tras la apertura del McDonald’s de Palmas, unos kilómetros más adelante, sobre el Periférico, se abrió la sucursal Saltélite, en la que miles (sí, miles) de personas, literalmente, se arremolinaban en las puertas para poder pasar a comprar una Cajita Feliz con los personajes de los Muppets Baby o de Snoopy y sus amigos.

Y no era cualquier McDonald’s. El Satélite de esos años no podía conformarse con algo simple, así que este restaurante era el más grande de la cadena a nivel mundial, con tres áreas de comedor, dos pisos, varios salones de fiestas, una amplia área de juegos ¡y hasta dos “Automacs”! Todo sin contar el área de oficinas, un amplio cuarto de empleados, un extenso estacionamiento y una enorme cocina.

Por fin, el primer mundo había llegado completito a Satélite, ¡y en grande!

En ese entonces, trabajar en McDonald’s era un privilegio para chavitos fresones. No ganabas mucho, pero la promesa era “diviértete mientras trabajas”… y eso era lo que cumplían.

A mí me tocó entrar a trabajar al McDonald’s de Satélite cuando ese ambiente iba de salida y empezábamos a llegar otro tipo de personajes (menos fresas, pues). Aunque me quedaba lejos de mi casa (dos microbuses y tres estaciones de Metro), era el que me quedaba más cerca de la escuela.

Oler a pepinillo, tener la cara grasosa después de estar seis horas en la parrilla y tener faltantes de miles de viejos pesos en tu caja eran lo de menos por vivir esa experiencia de preparar una Big Mac o de freír unos nuggets (es en serio).

Aunque se vivían esos años en los que Carlos Salinas de Gortari prometía que México sería primer mundo (y McDonald’s era parte de eso), el panorama fue cambiando poco a poco y fuimos llegando empleados de otro nivel, y ese tono fresón de trabajar sirviendo hamburguesas a otros fresas se fue perdiendo.

Pero el país también fue cambiando, especialmente después del “error de diciembre” (yo ya no trabajaba ahí en ese entonces), y el primer mundo ya se había alejado.

Satélite también cambió. Llegaron otras personas alrededor de ese oasis, el Periférico se llenó de microbuses y un tráfico intenso, los comercios se volvieron más grandes y los terrenos se encarecieron. El McDonald’s de Satélite también se fue perdiendo en el paisaje.

Así, dejó de ser cool ir a McDonald’s (ya había demasiados) y resultó incosteable mantener un restaurante de esas características (que ya había sido reducido en tamaño con el tiempo), hasta que el domingo pasado cerró sus puertas.

Más allá del cierre de un restaurante de comida rápida, este hecho podría analizarse a partir de los cambios que ha sufrido el País en estos años… y es que hoy, quizá, es menos esperanzador.

Satélite ya no es lo que era… Visitar o trabajar en McDonald’s ya no es lo que era… México ya no es lo que era.

12 Comments

  1. Lo que escribiste me lleno de nostalgia, no solo por el hecho de cerrar o remodelar, sino que varios se juntaron; una reunión y mi ausencia durante tanto tiempo en México. Mis recuerdos aparecieron, muchas vivencias, no solo en McD, sino en mi vida de juventud…. Mi hermoso México.. a veces te extraño!!

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  2. Mc Satélite también fue mi primer empleo serio, yo iba en el CCH Azcapo, y si aunque no tengo muchos recuerdos felices fue una gran escuela para mi. Aprendí a trabajar con estándares (CLS, Calidad,Limpieza y Servicio) bajo presión y con presión Dominar la parrilla en Domingo y los 30 de Abril cargando carnes al selle. Etc. En perspectiva Mc Satélite me formó en muchos sentidos. En esa época mi sobrenombre era Dragón o Dragoncito.

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  3. Tambien fue mi primer empleo. Tenia 17 años y era el mcdonalds mas grande del mundo. Y la verdad no cualkiera entraba a trabajar ahi. Que lastima que lo cierren.

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  4. Hola amigo, tienes toda la razón, hay muchos cambios y no para bien , hay algo q he notado este tipo d restaurantes d comida rápida están descuidados creo q han dejado d ser muy buen negocio o las regalías le han quitado de mas a los dueños pero es curioso no?

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