La historia del ‘eeeh, ¡puto!’

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Nota publicada originalmente
en Alto Nivel.

LAS PORRAS de diferentes equipos del futbol americano infantil que se jugaba en Monterrey a mediados de los 80, especialmente la de uno llamado “Potros”, solían tener un grito especial para el momento en el que se ejecutaba la patada inicial de cada partido: “eeeh… ¡pum!”.

Años más tarde, ese mismo grito (que también es común en el futbol americano de Estados Unidos) se hizo popular en el futbol americano estudiantil durante los juegos de los Borregos del Tecnológico de Monterrey, y se emitía a manera de apoyo cuando el equipo local hacía una patada de salida.

Ese equipo jugaba en el Estadio Tecnológico, el cual compartía con el club de futbol Rayados, de Primera División, y a finales de los 90 e inicios del siglo 21, un sector de la afición futbolera retomó ese grito para apoyar los saques de meta del portero local.

Se trataba de un grito de unión y convivencia en las tribunas, que se hizo famoso a nivel nacional gracias a la televisión. Pero al salir de Monterrey, el grito se modificó y se empezó a gritar al arquero rival como forma de presión, intercambiando el “¡pum!” por el “¡puto!”. Y ahí empezó una historia que trae hoy en vilo al futbol mexicano.

El primer ‘puto’

Donde se empezó a escuchar las primeras veces el grito de “eeeh, ¡puto!” fue en el Estadio Jalisco, el cual compartían dos equipos tapatíos con una histórica rivalidad: Atlas y Chivas.

El portero Oswaldo Sánchez, que años después llegaría a la Selección Nacional, debutó en el Atlas el 30 de octubre de 1993, y continuó defendiendo el arco de ese club hasta 1996, cuando pasó a formar parte del América.

En 1999, Oswaldo regresó a Guadalajara, pero ahora vistiendo la camiseta de las Chivas, lo cual no gustó a la afición del Atlas, por lo que el arquero se convirtió en el blanco de diversas manifestaciones de rechazo cada vez que ambos equipos se enfrentaban en el “clásico tapatío”.

Unos años después, para echarle más sal a la herida, el cancerbero declaró que se encontraba más a gusto con Chivas que con el equipo que lo vio debutar, lo cual enfureció a la afición rojinegra. Fue ahí cuando, en 2003, la Barra 51, una porra del Atlas, retomó el grito que ya era muy popular en el futbol de Monterrey, para dedicarle el primer “eeeh, ¡puto!” a Oswaldo.

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Su presentación en sociedad

Poco después, en febrero de 2004, el Estadio Jalisco fue sede del torneo preolímpico para Atenas, y en la semifinal se enfrentaron la Selección Mexicana contra su similar de Estados Unidos.

La rivalidad entre ambas selecciones vivía uno de sus puntos más altos, especialmente después de que los estadounidenses eliminaran al Tricolor en los octavos de final del Mundial de Corea-Japón, disputado un par de años atrás.

En ese partido, durante los despejes del portero de la Selección de Estados Unidos, el estadio gritó al unísono el “eeeh, ¡puto!”, haciéndolo todavía más relevante para la transmisión de televisión.

Popular más allá de los estadios

Fue entonces cuando el grito empezó a hacerse popular en más sedes del futbol mexicano, llegando a los partidos de la Selección Nacional (por cierto, uno de los pocos estadios en donde casi no se ha gritado es en Ciudad Universitaria, casa de los Pumas).

Así, en el Mundial de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, los mexicanos que hicieron el viaje también se llevaron el grito, el cual ya le había parecido atractivo a la televisión, por lo que en algunas transmisiones los cronistas guardaban silencio durante los despejes del equipo visitante para hacerlo más evidente. Esto hizo que fuera famoso más allá de los estadios, por lo que ya no sólo lo conocían las personas que solían asistir a presenciar un partido en vivo.

En México, las autoridades futbolísticas, así como las de los gobiernos locales y federal, hicieron caso omiso del grito que empezaba a popularizarse, pero la FIFA empezaba a notarlo y a llamar la atención sobre las implicaciones homofóbicas que podía tener.

Su mayoría de edad

Cuando llegó el Mundial de Brasil 2014, el “eeeh, ¡puto!” ya pertenecía a la afición nacional tanto como el “México, México, México” o las camisetas verdes. En ese contexto, hubo solicitudes de parte de la Federación Mexicana de Futbol para que no se coreara, pero eso pareció avivar el grito todavía más entre los aficionados que hicieron el viaje a Brasil.

De hecho, en ese Mundial, el grito fue utilizado por otras aficiones, como lo hizo la brasileña durante el partido que jugó su selección con México durante la etapa de grupos.

Desde entonces, se convirtió en un tema de debate en México y al interior de la FIFA, pero eso no impidió que se siguiera gritando ya no sólo en partidos de la Selección o del futbol profesional, sino que ahora ha trascendido a cualquier partido llanero o, inclusive, otros deportes, como el basquetbol o el voleibol. Es más, hoy se trata de una “broma” común que puede escucharse por igual en una reunión familiar, en una fiesta o en una oficina.

De hecho, también se oyó durante la patada inicial del juego oficial de la NFL que se disputó en noviembre del año pasado entre los Raiders y los Texanos en la cancha del Estadio Azteca, regresando así –irónicamente y con el desconocimiento de muchos que lo gritaron– a sus “orígenes”.

FIFA, con todo contra el grito

Durante la Copa Confederaciones, que se lleva a cabo desde el sábado pasado en Rusia, la FIFA, el máximo organismo internacional del futbol, estrenó una nueva reglamentación con la que pretende erradicar el grito de “eeeh… ¡puto!” de los estadios.

Aunque está inspirada en el grito que la afición mexicana se ha encargado de internacionalizar, en realidad la regla aplica para cualquier actitud discriminatoria que se presente durante un juego de futbol, como los cánticos racistas que se han escuchado en tribunas de otros países, como España o Argentina.

De esta manera, si el árbitro central detecta alguna actitud discriminatoria (como el grito de “¡puto!” durante el despeje del portero rival en los partidos de México), tendrá la facultad de detener el partido y, mediante el sonido local, solicitar al público que se abstenga de hacerlo.

Si la actitud persiste, el silbante podrá suspender parcialmente el juego y emitir una última advertencia por la misma vía.

Pero si se repite, el cuerpo arbitral podrá retirarse del partido y darlo por terminado. Aunque la FIFA no ha aclarado quién ganaría el juego o cómo se repartirían los puntos, sí establece que habría sanciones específicas contra el equipo responsable.

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La conducta mejoró, pero siguen ‘amenazados’

El domingo pasado, durante el juego de la Selección Mexicana ante Portugal (el cual terminó con un empate a 2 goles), el controversial grito, se contuvo varias veces por la mayoría de los aficionados presentes en la tribunas del Kazan Arena.

A pesar de esta mejora en la conducta de la afición mexicana presente en Rusia, la FIFA anunció este martes que reforzará las sanciones si la expresión persiste.

“Tras evaluar los respectivos informes del partido, el presidente de la Comisión Disciplinaria de la FIFA ha decidido imponer una advertencia a la Federación Mexicana de Fútbol Asociación por el comportamiento inapropiado relativo a cánticos ofensivos y discriminatorios de un reducido numero de aficionados mexicanos con motivo del Portugal-México”, anunció el organismo mediante un comunicado.

Así, esa comisión advirtió que podría adoptar otras medidas si esa conducta persiste, aunque no especificó cuáles.

Otros organismos futbolísticos en el mundo, como la Comisión de Control, Ética y Disciplina de la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), han impuesto sanciones en casos similares, que van desde jugar partidos a puerta cerrada hasta retirar puntos a los equipos, como le sucedió a la selección de Croacia durante las eliminatorias de la pasada Eurocopa 2016.

El ‘¡puto!’ ha costado 2 millones de pesos… hasta ahora

En los últimos años, la Femexfut ha pagado un total de siete multas debido a este grito, las cuales, acumuladas, suman alrededor de 2 millones de pesos.

Ante la nueva advertencia de la FIFA, la Femexfut emitió este martes un comunicado a la afición titulado “A todos los incondicionales” con el fin de solicitarles que se comporten correctamente durante el partido que el Tri disputará este miércoles ante Nueva Zelanda en el estadio Fisht Sochi.

“A ti, que no te importó lo que te costó y que ya estás en Rusia… que nunca has dejado de creer en nuestra selección… queremos pedir tu apoyo”, se lee en el comunicado difundido principalmente en redes sociales y que advierte de las posibles sanciones de FIFA.

“Si se suspende un partido o si te expulsan del estadio, perdemos nosotros”, advierte.

Osorio: ‘Hay peores gritos’

En contraste, el Director Técnico de la Selección Mexicana, el colombiano Juan Carlos Osorio, restó importancia a la atención que está poniendo la FIFA en este asunto.

“Seguro en otras culturas hay peores gritos que generan violencia. Es un tema de interpretación y que se tiene que manejar entre la Federación Mexicana de Futbol y la FIFA”, declaró durante la conferencia de prensa previa al encuentro contra Nueva Zelanda.

“El propósito del grito no tiene nada que ver con eso (insultar)”, agregó el timonel.

En los últimos años, la FIFA se ha visto envuelta en diferentes escándalos, como que los estadios en donde se juega ahora la Copa Confederaciones fueron construidos o remodelados por obreros que se encontraban en situación de esclavitud, por lo que, para algunos, el tema del grito de los mexicanos no debería tener la prioridad que se le ha dado.

El único que lo ha parado

En México, no existe ningún reglamento que impida este grito. Por ejemplo, la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal, no señala nada al respecto, al igual que los reglamentos de la Femexfut.

Ante esto, el grito se ha querido evitar mediante tibias campañas publicitarias en donde los jugadores han servido de voceros, con advertencias en los estadios y hasta con gritos en el sonido local.

El único caso registrado en el que se ha logrado convencer al público para no gritarlo, es el de los Vendados de Yucatán, equipo de la Liga de Ascenso.

En octubre del año pasado, al inicio de un encuentro como local contra Lobos BUAP, Ulices Briseño, capitán de este equipo de Mérida, tomó un micrófono y le solicitó a la afición a erradicarlo de su estadio.

“Hagamos un compromiso y paremos en este estadio el “eeeh, ¡puto!” y respetemos a los porteros rivales”, dijo el yucateco.

Así, en el Estadio Carlos Iturralde, de Mérida, se convirtió en el primer estadio del país en el que ese grito fue erradicado.

 

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