Cuando tenía 12 años, tuve la suerte de ir al Estadio Azteca
para ver la inauguración de la Copa del Mundo México 86.
Esto es lo que vi.
EL SÁBADO 31 DE MAYO DE 1986 se llevó a cabo la inauguración del Campeonato Mundial de Futbol México 86 en el entonces veinteañero Estadio Azteca, que todavía tenía capacidad para casi 110 mil personas.
La actividad empezó desde temprano porque, aunque el partido entre Italia (campeón del Mundial previo, España 82) y Bulgaria iniciaría a las 12:00 horas, se citó a la gente a las 10:00 de la mañana para “presenciar la ceremonia de inauguración”.
Seguridad como nunca
Esa nublada mañana, los espectadores pasaron por filtros de seguridad nunca antes vistos en algún estadio mexicano, como arcos detectores de metal y un par de cateos extras, además de accesos controlados con torniquetes, porque el mundo vivía amenazado por los atentados terroristas (sí, desde entonces) y, debido a desórdenes del público, se habían registrado tragedias recientes en estadios, como la de Heysel, en Bélgica (en la final de la Copa de Europa –que hoy es la Champions- de 1985, entre Liverpool y la Juventus, se registró una “avalancha humana” que dejó un saldo de 39 aficionados muertos, por lo que se culpó a los aficionados ingleses, los famosos “hooligans”) y la del Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria durante la final entre América y Pumas (también en 1985, ocho personas murieron aplastadas en el Túnel 29 al inicio del partido).
A las afueras del estadio, había personas regalando productos promocionales (“activaciones”, les dicen hoy los de marketing), como unas hojas de cartón con los colores de la bandera mexicana y que publicitaban a Coca-Cola (patrocinador oficial del Mundial), pero también estaban obsequiando muestras de Mejoral (sí, las pastillas), que no era patrocinador en esa Copa del Mundo, pero logró colar su marca al evento. Eran otros tiempos, donde el Copyright no se entendía como ahora.
La inauguración no se vio en el estadio, sólo en TV
La ceremonia de inauguración inició, efectivamente, por ahí de las 10:00 de la mañana… ¡pero en la televisión!, así que la gente que estaba en el estadio no pudo ver nada (las pantallas del Azteca se colocaron hasta 1999), conformándose con algunos bailables prehispánicos y regionales que se presentaban esporádicamente después de varios minutos de silencio, porque eran pequeños enlaces en vivo que se hacían durante la transmisión.
Lo que los teleespectadores de todo el mundo estaban viendo era un video producido por Luis de Llano en donde se mostraba la historia de México a través de un Caballero Águila (protagonizado por el hasta entonces desconocido actor Alberto Estrella) quien, antes de convertirse en un moderno futbolista, hacía un recorrido por el País que empezaba en Teotihuacán y acababa en las Torres de Satélite.
En los días previos ya se habían transmitido en la televisión algunos fragmentos de ese video, el cual culminaba con dos futbolistas vestidos con los uniformes de México e Italia corriendo sobre una cancha, y esa fue la única parte que los asistentes pudieron ver “en carne y hueso” en el Azteca. Por cierto, Estrella, que portaba la camiseta verde, salió sin zapatos, porque no le dio tiempo de ponérselos (antes había salido en un bailable con un vestuario prehispánico con todo y penacho que no alcanzó a quitarse por completo).
El abucheo al Presidente de México
Después siguió un desfile sin sentido, con cadetes y personas con trajes regionales que portaban banderas y cantaban; después, unas grandes piñatas que colgaban del techo del estadio se voltearon para dejar caer papelitos de colores y Melquiades Sánchez Orozco (la voz oficial del Azteca) anunció la salida de los equipos a la cancha, lo cual no sucedió en un largo, muy largo rato.
Los asistentes en las tribunas, decepcionados por no haber presenciado una ceremonia de inauguración en forma, pedían que iniciara el partido, y ni las “olas” les quitaban el aburrimiento acumulado.
Minutos más tarde, por fin salieron a la cancha las seleccione de Italia y Bulgaria… ¡pero todavía faltaban los discursos!
Primero fue el del organizador de ese mundial, Guillermo Cañedo (años más tarde, después de su muerte, el Estadio Azteca llevó por unos meses su nombre, pues era amigo cercano de Emilio Azcárraga Milmo); luego, el discurso de Rafael Castillo, el entonces presidente de la Femexfut y a quien un guarura le hizo una señal para que terminara rápido, pues para entonces ya se escuchaba un monumental abucheo de más de 100 mil personas que ya estaban, para describirlo eleantemente: hasta la madre.
Luego siguió Joao Havelange, el brasileño que encabezaba a la FIFA, y, por último, tocó el turno al entonces Presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado, cuyo nombre generó una gran rechifla cuando lo presentó el locutor que ya le había quitado el micrófono del Azteca a Melquiades: Pedro Ferriz Santacruz, el papá del actual aspirante a una candidatura independiente para la Presidencia de la República.
De la Madrid alcanzó a declarar inaugurado el Mundial, pero en medio de una rechifla que pocas veces o nunca se ha vuelto a escuchar en un partido de futbol en México y que, aunque en la televisión se quiso suprimir, alcanzó a colarse por los micrófonos a pesar de que también la querían tapar con una especie de aplausos grabados, al estilo de las risas grabadas de El Chavo. Y en vivo, era realmente ensordecedora.
México estaba en medio de varias crisis económicas severas que habían iniciado por allá de 1982 (cuando llegó De la Madrid) y, por si fuera poco, estaban recientes los hecho del terremoto de 1985, lo que provocó una situación social adversa y que, dicen algunos, fue el motivo de esa rechifla. El mismo De la Madrid publicó en sus memorias que el abucheo se debió a que los espectadores ya querían que iniciara el partido después de estar más de dos horas sin hacer nada (la neta es que fue una mezcla de ambas cosas).
El Himno que, dicen, iba a cantar Plácido Domingo
Lo que hizo que se recobrara la calma en el estadio fueron las notas del Himno Nacional, el cual fue entonado por un extraño coro, poco marcial para la manera en la que suele interpretarse, y acompañado por estruendosos disparos que venían de varios cañones del Ejército que se habían colocado alrededor de la parte exterior del estadio.
Cuentan que el Himno Nacional iba a ser interpretado por el tenor Plácido Domingo; sin embargo, éste no llegó debido a que su avión no pudo aterrizar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México porque, por motivos de seguridad, durante la mañana se cerró el espacio aéreo.
Después de todo esto, por fin inició el partido… el cual aburrió a los asistentes durante los próximos 90 minutos con un desabrido empate a un gol.
Al final del juego, nadie se acordaba de Miguel de la Madrid, pero salió rápidamente, se subió a un helicóptero y se retiró rápidamente del lugar.
Así arrancó este Mundial, el cual convirtió a México en el primer país que organizaba dos Copas del Mundo y que dejaría grandes emociones a la afición chilanga.
¿Tú recuerdas algo de México 86?