Nota publicada originalmente
en Entrepreneur.
EL MOSCOW MULE es un coctel elaborado con vodka, ginger beer (cerveza de jengibre) y limón, el cual se sirve en una taza de cobre. Aunque fue creado en la década de los 40 en Estados Unidos, se puso muy de moda en México hace un tiempo.
En 2017, Layla Aguilar e Isabel Ariza regresaban de un viaje donde probaron esa bebida y quisieron prepararla aquí, pero se dieron cuenta de que no existía una cerveza de jengibre que fuera mexicana, y por eso encontraron en ello una oportunidad de negocio.
Fue así como nació Mula de 5s, una cerveza de jengibre 100% mexicana que ya se vende en tiendas de la Ciudad de México, Puebla, Guadalajara y Querétaro
“La cerveza de jengibre es una bebida con gran crecimiento, muchos bares en México la ofrecen y la gente la pide, pero no había ninguna marca mexicana”, asegura Layla Aguilar, directora de esta empresa.
Mula de 5s está conformada por cinco socios, todos mexicanos, a quienes los unió el gusto de emprender y la emoción generada por la idea y el concepto.
“Uno de nuestros socios sabía de las virtudes del jengibre (contiene antioxidantes y antialérgicos), pero no de una ginger beer, así que empezamos a aprender todos juntos”, indica Isabel Ariza, la directora comercial y quien junto con Pablo Botella, Alejandro Solís y la agencia Alterpraxis (a esta última la llaman “la quinta mula”) completan el equipo fundador.
Como es de suponerse, el nombre se debe a la suma del nombre de la bebida (“mula”) con el número de los socios haciendo un juego de palabras con la ficha de dominó.
Sin obstáculos
Todos los elementos usados en la elaboración de esta cerveza, desde el jengibre hasta la botella, son mexicanos, al igual que los proveedores.
La idea la trabajaron durante todo 2017 y el producto final estuvo listo en enero de 2018. Actualmente, ya están en la tercera producción y con un favorable recibimiento en el mercado.
Isabel afirma que no ha sido complicado entrar a tiendas como City Market, Beerhouse.mx y Bodegas Alianza. “Sinceramente, sí fue fácil, especialmente porque de inmediato les gustaba la imagen y el nombre, además de que era mexicana; y la mula le da el toque divertido”, indica.
Su producto también ha tenido buena aceptación en restaurantes como Sonora Grill, Grupo Hunan, Stuffa y Archipielago, con lo cual también tienen presencia en lugares como Estado de México, Quintana Roo, Jalisco, Yucatán y Nuevo León.
“Durante estos dos años hemos conocido a las personas indicadas, como quien nos ayudó a crear la fórmula o al embotellador, además de que hemos aprendido sobre temas como si la botella aguanta la presión o que si la corcholata debe ser la genérica y no la taparrosca”, comenta Layla.
El dinero
En cuanto a financiamiento, Isabel es contundente: “¡Nos aventamos solos!”.
Empezaron la empresa con su propio dinero y algunos préstamos de familiares, además de que fue una actividad paralela para todos.
Tanto Layla como Isabel son mamás, y desde entonces aprovechan los tiempos en los que sus hijos están en la escuela o en alguna clase, además de las noches.
“Todo es organización, sí se puede; además, con la tecnología, puedes trabajar desde muchos lados”, afirma Layla.
Ambas definen a su trabajo actual como una actividad llena de retos diarios y en al que están aprendiendo muchas cosas nuevas.
“Cada etapa tiene sus retos, paso a paso ha salido todo bien en la empresa, es cosa de aprender y, sobre todo, que ‘el que no arriesga, no gana’”, describe Isabel.
Sobre emprender en una época llena de cambios en el país, Layla dice que lo correcto es enfocarse en lo positivo y trabajar en el día a día.
“En todos los negocios hay riesgos, somos pioneros de una marca mexicana y en el país está empezando la tendencia de la coctelería y la cerveza de jengibre, así que llegamos en el momento justo y lo estamos aprovechando”, reitera.
Por ahora, entre todos se dedican a todo lo relacionado con la empresa, como las ventas y la producción, además de que no tienen una oficina física.
“Tenemos flexibilidad para poder seguir trabajando donde sea. Si hubiéramos tenido que cumplir un horario en una oficina, quizá no hubiera funcionado”, medita Isabel.
Se llama cerveza, pero no es cerveza
Ambas coinciden en que el momento más feliz que han vivido en su etapa como empresarias es cuando por fin vieron su producto terminado, seguido de cuando les hicieron un nuevo pedido en uno de los puntos de venta porque ya se había terminado el producto.
Layla explica que la diferencia de una cerveza de jengibre con un Ginger Ale como los que hay desde hace décadas en el mercado, como Canada Dry, es que la primera tiene mucho más notas de jengibre, mientras que la segunda bebida es agua mineral con un poco de sabor.
“Además, aunque se llama ‘cerveza’, en realidad no es una bebida alcohólica, sino una bebida de jengibre; hace mucho tiempo sí se fermentaba y tenía un porcentaje de alcohol, pero hoy se cambió la fórmula”, aclara.
La cerveza de jengibre agrega Layla, se combina mejor y se puede tomar también sola. “Se puede combinar con otras bebidas, como tequila o mezcal y tener muchas combinaciones”, expone.
Por ahora, además de planear la cuarta producción, quieren expandirse a otras ciudades del país para que en todas partes conozcan a “su mula”.