
…PORQUE YA ME CANSÉ!…
Por favor, hagamos un ejercicio de imaginación:
PRIMER ACTO
Vas al súper.
No tienes dinero porque todavía no te depositan la quincena; sin embargo, empiezas a tomar los artículos que te hacen falta para la despensa y hasta uno que otro lujito.
Cuando llegas a la caja y pasan todos tus productos por la registradora, te das cuenta que no tienes saldo porque todavía no te depositan tu quincena.
Acto seguido, tomas tus bolsas, le pides el ticket al cajero y le dices:
“Todavía no me pagan. Me llevo mis cosas y háblenme la semana que entra entre miércoles y viernes para ver si ya me depositaron, pero si me depositan antes, les pago de inmediato. Buenas tardes”.
Sonríes, tomas tus cosas, las llevas a tu casa, cocinas con ellas para la cena con tus amigos, usas el tinte, lavas tu ropa con el detergente y te comes las galletas caras, pero sabrosas.
Una semana después, suena tu teléfono. Es de parte del súper, y te preguntan si ya les puedes pagar. Tú les dices que todavía no te depositan, pero que en cuanto lo hagan, les pagas primero a ellos. Cuelgas y abres la botella de vino que te llevaste ese día del súper.
Dos días después, como ya se te acabó la despensa, vas a otro super y repites los mismos pasos.
SEGUNDO ACTO
Vas a la peluquería.
Llegas con el peluquero. Le muestras en una revista la foto de la estrella de Hollywood que tiene el corte que quieres para ti.
Él te mira algo sorprendido, pero educado. La foto que le enseñaste es de una actriz lacia y tu cabello es rizado, muy rizado; sin embargo, te dice: “muy bien, intentémoslo”.
Durante la siguiente hora, el peluquero enfrenta el reto que le pusiste y hasta contiene sus respuestas cuando tú le das instrucciones de cómo debe quedar tu corte.
Al final, quedas satisfecha del resultado y el peluquero termina algo cansado y hasta enojado, pero se le pasa un poco cuando ve que te gustó el corte que se esmeró en hacerte.
Tú te miras al espejo para sacudirte los cabellos que te quedaron en la blusa y le dices al peluquero en un tono casi inexpresivo:
“Muchas gracias. Dentro de 60 días le paso su pago por el corte. Me encantó”.
Tomas tu bolsa y tu chamarra y te vas a la junta de trabajo a la que querías llegar lo más presentable posible.
TERCER ACTO
El gerente del súper le cuenta a tu vecina que no le has pagado la despensa que te llevaste. Esa vecina va al mismo peluquero que tú y le cuenta que le vas a pagar en 60 días. Después llega la vecina contigo y te cuenta todo.
Tú te enojas. Mucho. “¡¿Cómo es posible que, todavía que les doy trabajo y consumo sus productos, se enojen?!”, exclamas con molestia.
Les pagas de mala gana y les reclamas que hayan ido a contar lo que haces. Total, es tu vida y lo pudieron tratar contigo directamente.
Nunca regresas ni a ese super ni a esa peluquería.
¿CÓMO SE LLAMÓ LA OBRA?
Las empresas y los freelance. Inspirada en hechos de la vida real.
No sé si reir o llorar… retrato total del freelance! Debe de ser que como somos trabajadores online se creen que al terminar el trabajo nos desconectamos y ni comememos, ni pagamos la luz, y vivimos en una casa virtual!
Yo lo primero que hago al empezar con una empresa es poner claras mis condiciones: del 1 al 10 se paga. Y el 10 ya estoy reclamando si no está el dinero!
Porque al principio era un cachondeo y perdía mas tiempo haciendo cuentas con mi dinero que trabajando: que si me llega, pasan las facturas y quedo en descubierto, contanto centimos en el super para para aprovechar el dinero sin pasarme…
Ahora mi gestoria que ofrece cobertura legal frente a impagos, aunque nunca he recurrido a ello.
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ZAZ!!!!
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