Nota publicada originalmente
en la revista Expansión de junio de 2019.
AMLO apuesta a las mañaneras para comunicar, ¿pero de verdad funciona?
El 2 de julio del año 2000, a la Ciudad de México llegaba un personaje con casi dos décadas de llamar la atención en la vida política del país como un férreo adversario del régimen priista que esa misma noche caía: Andrés Manuel López Obrador.
Rápidamente, el jefe de Gobierno perredista se convirtió en un político que se puso en la mira de la opinión pública. Una de sus herramientas para posicionarse en la agenda nacional fue encabezar una conferencia de prensa diaria en punto de las 6:00 horas en la sede del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Pero, a 19 años de distancia y ocupando ahora la presidencia, ¿qué tanto sirve el recurso de la conferencia mañanera?
Para Luis Estrada, director general de la consultoría de comunicación política SPIN, la sobreexposición del presidente en las conferencias es contraproducente para la comunicación gubernamental.
“La conferencia del presidente ya no cumple con poner los temas en la agenda y sólo provoca que se discutan y debatan posturas”, señala.
En cambio, las conferencias de prensa sí son reflejo de cómo funciona el régimen actual.
“La comunicación está centrada en el presidente porque el gobierno está centrado en el presidente. Todo está centrado en él y en la conferencia”, dice. Carolina Eslava, consultora de comunicación política y de gobierno, coincide en que la conferencia diaria no es eficiente ni para los periodistas ni para la opinión pública.
“Para el único que es eficiente es para el presidente, porque él decide los temas y tiene cobertura durante todo el día”, afirma.
La consultora señala que el ejercicio no es útil para los periodistas porque no reciben respuestas claras y tampoco para el público crítico, porque no hay manera de entablar interlocución.