
Para aprovechar esto de «retomar el blog» (todos los que tienen un blog dicen esa frase) inicio una serie de reflexiones que salen desde las aulas, a donde regresé este semestre después de estar alejado de ellas durante un par de años, y donde me encontré con una generación muy diferente a las anteriores.
Como ellos son futuros comunicólogos (algunos serán periodistas), creo que es importante saber cómo son y qué piensan; asimismo, quiero dejar constancia aquí de lo que estoy comprometido a hacer para formar cada vez a mejores profesionales del Periodismo, de esos que tanta falta nos hacen en los medios.
Jugando con el lenguaje académico y el mediático, decidí bautizar a estas entregas como «Regresamos al estudio…». A ver qué les parece y, como siempre, ¡se vale opinar!
¿Y ESO QUÉ?
Tendremos entonces periodistas que se quedan con lo primero
que les dice la fuente y lo dan por cierto, que tendrán
que usar Google para verificar cada dicho de sus entrevistados
o que usarán a la Wikipedia como fuente y no como referencia
PREGUNTÉ a mis alumnos las capitales de México y no las sabían, cuando les dije que debían saberlas, uno me contestó que no era necesario porque le llevaría sólo unos minutos encontrarlas en Google.
Después les dije a aquellos estudiantes de Periodismo que si ellos no se sabían las capitales, por qué se burlaban de que Peña Nieto se hubiera equivocado al querer nombrar la capital de Veracruz, y la respuesta fue todavía más inesperada para mí: “es que él sí se las debería saber porque es el Presidente”.
Siguiendo bajo esa lógica, hoy no es necesario aprender algo porque las respuestas siempre estarán en algún lugar, no importa cuál, pero si están en internet es mejor, porque así costará menos trabajo acceder al dato que se necesita.
Asimismo (continúo en la misma lógica), otro siempre tendrá la responsabilidad de saber algo que yo ignoro y su obligación será decírmelo, nunca aprendérmelo, y cuando él no lo sepa, lo criticaré y humillaré lo más que pueda.
Tendremos entonces periodistas que se quedan con lo primero que les dice la fuente y lo dan por cierto, que tendrán que usar Google para verificar cada dicho de sus entrevistados o que usarán a la Wikipedia como fuente y no como referencia sin que nadie les diga que eso está mal, y si acaso hubiera alguien que se los señale, no tendrán idea de por qué les dicen que así no debe hacerse.
No diré si es algo bueno o malo (mi opinión es obvia), pero quiero saber qué va a pasar con esos chavos cuando ingresen al mundo laboral o lleguen a cargos en los que tomen decisiones que afecten a muchas personas (como en el Gobierno), porque, la verdad, no lo sé y no me lo imagino.
Siempre se critica a las nuevas generaciones, pero éstas suelen ser diferentes siempre porque traen ideas que normalmente hacen ver la vida de una manera en la que no se había visto antes; sin embargo, en lo que veo hoy, esa tendencia es más bien en reversa.
Me gustaría pensar que el “todo es fácil”, el “a quién le importa” o, mi favorito, el “¿y eso qué?” sean la nueva filosofía que rompa con las normas por ser de avanzada, pero, honestamente, lo dudo mucho.
Por ahora, yo cumplo mi tarea de hacer ver que pensando así no se logra mucho, pero si al entorno tampoco le importa, será una tarea difícil y para decir que no me importa algo o que simplemente no quiero hacerlo, tendré que incorporar a mi vocabulario la descriptiva frase “¿y eso qué?”.
Regresamos al estudio…
Charly:
Me parece que el que desconozcan las capitales no es un problema. Esas se aprenden y la solución resulta ser sencilla.
Lo fuertemente preocupante de la aseveración radica en la actitud de desinterés ante la información.
Insisto, lo de las capitales es lo de menos. Podríamos estar hablando de que no supieran nombres de ex presidentes, cuál es la moneda de China; con cuántos países comparte frontera México; Cuáles son los 2 dedos del pie en los que el “Chicharito” tiene resentido el metatarso, impidiéndole patear correctamente y por lo que el Manchester United no lo alínea o el tipo de sangre del papá de cada quien (o el propio). Ejemplos hay mil. De nuevo, lo preocupante es la visible actitud de desinterés ante la información.
a.k.a. “¿Lo debo saber? ¿Cómo por? ¿Para qué??” o, en otras palabras, el tan encolerizante “y eso qué??”.
Todos, signos inequívocos de que las personas que profesan estas frases:
a) No saben o aún no entienden la máxima -y aparentemente no repetida lo suficiente- frase de “la información es poder”.
b) No les interesa involucrarse en lo que les atañe, les da igual lo que pueda pasar (aunque probablemente ni estén conscientes de que les da igual o lo sepan siquiera).
Elaboro a) y b):
a)Entre varias otras cosas, el saber/conocer algo (aka información) permite a una persona DEDUCIR. Que no es más que la capacidad de cruzar, de nuevo, INFORMACIÓN y generar nueva/más información a partir de la primera. Con base en eso, es posible TOMAR DECISIONES y crear CURSOS DE ACCIÓN. Así, la información te da el poder de identificar qué hay que hacer, cómo hay que hacerlo, cuándo hay que hacerlo y dónde hay que hacerlo.
Eso convierte a una persona en alguien INFORMADO y eso es básico para cualquier persona porque la hace alguien PREPARADA para enfrentar de mejor manera una situación cualquiera que le llegue a surgir. Está de más mencionar –mas no enfatizar- cuán importante resulta para un periodista ser alguien informado (justamente, con esta información del párrafo anterior se puede deducir la importancia. Ves?? Ejemplo vívido!).
b) La segunda, condena inequívocamente a una sumisión: Cuando uno no se involucra en lo que le atañe directamente, automáticamente se pierde capacidad de incidir o resolver sobre aquello que llega a afectar. Y no es que uno la “pierda” en el sentido literal de la palabra, sino que voluntariosamente la cede (ya sea por flojera, desidia, comodidad o lo que sea) a otra persona que sí esté dispuesta a hacer el gasto de involucrarse e informarse. De forma que uno ya no está capacitado para resolver el problema que se presentó y –aquí lo grave- al no saber qué hacer ante una situación uno se ve forzado, cual atadura, a recurrir a algo o alguien más que nos resuelva el problema/la pregunta; que nos diga qué, cuándo, dónde y cómo hacer algo. (y eso en el mejor de los casos, porque en muchas ocasiones no nos pueden ayudar si no proveemos INFORMACIÓN).
Así es: Estar desinformado es ponerse un grillete. El grillete de dependo de algo o alguien más Y PORFAVORCITO QUE ME PUEDA AYUDAR DIOSITO!!!. Esta lapa, en el mejor de los casos, retrasa y vuelve ineficiente. En el peor: bloquea e impide resolución de problemas.
¿Porqué? Porque simplemente no sé qué, dónde, cuándo ni cómo hacerlo (ya no hablemos del porqué….). Acto seguido:
-“Qué?!! A ver, espérame tantito… eh??” (madres, que chingados voy a hacer ahora!?)
-“Sorry, dame 2 que ya te digo”.
Qué cuáles son las capitales de los estados de la República Méxicana (Google→ me las aprendo→ listo). Cuál es la moneda de China (Wikipedia→ lo leo→ listo). Con cuántos países comparte frontera México (Google→ images→ listo). Cuáles son los 2 dedos del pie en los que el “Chicharito” tiene resentido el metatarso, impidiéndole patear correctamente y por lo que el Manchester United no lo alínea (Google→ no sale→ Google→ no sale→ Google → no saleeeee chingaooo!!!). El tipo de sangre del papá de cada quien (Clínica/hospital/laboratorio→ examen→ listo).
Todo eso implica (en el mejor de los casos) gastar tiempo, dinero y esfuerzo para resolver un problema o para generar una estrategia y curso de acción para resolverlo. Tristemente, es muy probable que la ventana de oportunidad que tenías para actuar se haya ido en lo que te estabas informando/”poniéndote al día”. Ejemplo (un tanto dramático pero plausible):
Tu papá diabético se quiere consentir y –como no puede ser con postres- hoy la carne la piensa comprar en un Deli en lugar de la carnicería de siempre. Sacar el auto es una joda y decide tomar una de las Ecobicis, porqué no. Lo escuchas, te agrada la idea y propones acompañarle. En su camino un auto choca con él. Lo grave es que encima de todo se enterró uno de los rayos de la bici y, para pronto, está perdiendo mucha sangre. Afortunadamente no está sólo. Qué bueno que lo acompañaste!! Pides una ambulancia urgentemente y explicas la situación. Te preguntan por su tipo de sangre para llevarla lista dadas las posibilidades de que necesite transfusión y que lo hagan en el camino, a lo que contestas: “No sé”. Le preguntas y papá te dice: “No sé” . Te comentan que no te preocupes, que de cualquier forma la ambulancia lleva sangre y que ya está en camino. Después de 30 minutos se aparece la ambulancia, se llevan a tu papá entre el reguero de sangre y después de hacerle un rápido análisis para ver cuál necesita se dan cuenta que su sangre es B-. Sólo el 1.5% de las personas lo tiene y no pueden hacerle una trasfusión (podría ser peor: AB- donde sólo el 0.6% de los humanos lo tienen). Tienen que esperar a llegar al hospital donde tienen ese tipo de sangre. Con el tráfico de la ciudad, ya van otros 20 minutos y aún no llegan al hospital y, al ser diabético, ha sido una verdadera bronca hacer que coagule. Lleva casi una hora desangrándose…… todavía falta que lleguen, papeleo, que tenga la fortuna de que lo atiendan luego luego, etc, etc, de nuevo, uno puede deducir el muy probable final de la historia.
El punto es que haber contado con información sobre su tipo de sangre pudo haber abierto la posibilidad de que llevaran su tipo específico, le realizaran una transfusión en la ambulancia y salvaran su vida.
Más aún, el punto de todo es ESTAR INFORMADO sobre lo que te atañe. Lo verdaderamente relevante para ti como individuo en tus múltiples ámbitos: personal, profesional y social. Así, por ejemplo, una persona a la que le atañe el mundo futbolístico deduce, basado en la información que poseé, que lo del metatarso del Chicharito es un rumor falso; Es más, una persona que vive en la Ciudad de México en el 2013 está al pendiente de la paridad del poder adquisitivo per cápita en relación a la inflación del trimestre, la canasta básica y las tasas de interés (o debería, porque con esa información puede deducir qué va a cenar esta Navidad y si el año nuevo lo va a pasar aquí o en Times Square !!!!).
En fin, si el punto de todo es estar informado, debemos partir del entendido que NO PODEMOS SABERLO TODO. PERO, si lo deseamos, SÍ PODEMOS ESTAR INFORMADOS DE LO QUE NOS AFECTA DE FORMA DIRECTA; que JAMÁS ENCONTRAREMOS LAS COSAS EN UN SOLO LUGAR; que NO HAY UNA SÓLA FUENTE; que NO EXISTEN LOS ABOSLUTOS y que NO SIEMPRE HAY RESPUESTA DIRECTA PARA TODO por lo que INFERIR Y DEDUCIR SE VUELVE IMPRESCINDIBLE!!!!!! Esto es clave. Si no poseo información suficiente no puedo inferir o aventarme a decidir que una información es cierta o falsa. Así que pensar que no hay que pre-ocuparse por informarse de nada porque al fin que “en su momento o cuando lo necesite” entonces “veo cómo le hago” es un grave error: SHIT ALWAYS HITS THE FAN SOONER THAN YOU THINK!!! (aka. Uno de los muchos artículos de “La Ley de Murphy”)
Todo se puede encontrar, sí. Pero el saber la información de antemano no sólo te permite ahorrar tiempo valioso, GENERAR SOLUCIONES RÁPIDAMENTE y atajar el problema de la mejor forma. TE PERMITE PREVENIR.
La INFORMACIÓN ES, EN REALIDAD, LAS REGLAS DEL JUEGO. Y, por muy obvio que suene: cómo puedes jugar el juego si no sabes las reglas???? Si tu respuesta es: ahí voy viendo, prepárate para darte de topes, porque sólo sabiendo las reglas, las puedes usar a tu favor.
Y no sólo eso: Carecer de información no sólo te impide actuar, sino que te orilla a HACER LAS COSAS DE LA MANERA QUE A ESE ALGUIEN INFORMADO SE LE OCURRIERON HACERLAS (cabiendo la posibilidad de que no sea ni la única ni l a mejor opción). Estás francamente a expensas de lo que el otro diga y decida. Aunque quieras, no tienes voz ni voto y –triste pero ciertamente- el Espíritu Santo está muy ocupado iluminando a otros en este momento….
Ejemplo: la ambulancia estaba atorada en el tráfico porque el conductor es nuevo y sólo conoce una ruta: todo Reforma. A pesar de que está en tu misma delegación, tú nunca has ido al hospital donde lo están llevando, ni sabes qué onda con eso. Así que no sabes bien donde está como para decirle al conductor una ruta alterna. A esa hora del día Circuito Interior está más desahogado. Si conocieras el lugar donde vives, podrías haberle sugerido la ruta y hubiera llegado tu papá antes al hospital, nuevamente, abriendo la posibilidad de salvarse….
Ojo, no se trata de saber todo (lo cual es algo imposible) sino de a) saber LO QUE LE AFECTA A UNO. Lo que le ATAÑE, lo que REALMENTE le CONCIERNE a uno. Y b) ir por la vida con una actitud de esponja: que se me pegue TODO lo que pueda pegarse!! (Quietoooo!!!! Sin albur Tomaso!!!) Aprender de todo, porque es más información para generar más información.
Así que, efectivamente, el “y eso qué?” es uno de los grandes males que aquejan a la generación Millenium y, en general, a cualquier persona. Porque se usa INDISCRIMINADAMENTE, A DESTAJO. Más como un pretexto que justifique la falta de atención hacia algo y que justifique la pereza mental, que un juicio de valor catalogador que separe/filtre la información valiosa del dato basura.
Pero resulta INADMISIBLE para alguien cuyo modus vivendi se enfocará en encontrar, desarrollar, destapar y gritar algo a los 4 vientos. Alguien cuyo día a día es buscar REVELAR y COMUNICAR algo. Es inadminisble porque no sólo evitará encontrar las respuestas que busca, sino lo condenará, en primera instancia, a realizar las preguntas equivocadas una y otra vez.
Así que como ven, la información es poder. Es poder hacer las cosas. Es poder porque te otorga AUTONOMÍA, CAPACIDAD DE RESPONDER A PROBLEMAS. INDEPENDENCIA, ELECCIÓN y –por lo tanto- LIBERTAD.
Sólo así uno elige qué, cómo, cuándo y dónde hacer -o no hacer- Y lo más importante, sabiendo porqué toma esa decisión.
Estar desinformado es, entre varias otras cosas, arrojarse a la actitud de ser un borrego más en el sentido de no tener más remedio que adoptar lo que alguien más te dice que se debe de hacer (ojo, informarse no es lo mismo que cuestionar la validez de algo). Estar desinformado es que te la dejen caer toditita con el “pues es lo que hay” el “peor es nada” el “pero hay lugares donde están peor” el “ni pedo” el “pues si no es así, ps cómo!?” el “sí… porque sí!!”, “así es porqué lo digo yo”. Es el “porque así se hacen las cosas aquí” etc, etc, etc, y no tener ningún fundamento para rebatirlo (peor aún, para resolver el problema y demostrar al mundo y/o a ti mismo!!!!) Es el quejarse sin proponer y el esperar a que los demás resuelvan las cosas por ti en tu dependencia al otro porque simplemente tú no sabes qué hacer. Así que espero a que alguien me diga que debería de hacer.
Quieres cambiar al mundo?? Empieza por ti mismo: INFÓRMATE SOBRE LO QUE TE AFECTA. Conozcan sus reglas para jugar el juego y cambiarlo desde dentro, porque no puedes cambiar nada desde afuera.
Si estos alumnos supieran que sólo en las capitales de los Estados de la República se concentran los medios de comunicación (que el tema les atañe) tal vez les interesaría conocer sus capitales y tal vez sabrían que la de Quintana Roo es Chetumal, la de Nayarit es Tepic, la de Oaxaca, Oaxaca y la de Baja California Norte es Mexicali y sur es La Paz. Y que a pesar de ser capitales de estado, en ninguna de ellas existe periódico o medio alguno de alcance o circulación nacional. Vamos, ni siquiera REGIONAL!!! Si superan eso, entonces sabrían que nunca van a vivir de lo que estudian ni en Cancún, Playa del Carmen, o Los Cabos, o en Sayulita ni en Punta Mita, Mazunte, etc, etc. De hecho, si así fuera, ya lo habrían deducido.
A riesgo de haber sonado muy teórico te dejo este “food for thought” para tus estudiantes. Si gustas puedo aterrizar cada concepto con ejemplos muy reales aplicados al periodismo y/o a la vida misma 😉
(by the way,: No. No te lo puedes volar para ningún libro o publicación eh!! Ask me first 😉 )
Abrazo!
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Estamos fritos…
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Interesante critica, he de admitir que me gusta, y siento que parte todo de un desinteres generado por la tecnología (ese progreso al que nos enfretamos los jovenes), y siento que esto son las consecuencias de ni siquiera estar en una reunion familiar por estar en Facebook.
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